Sin lugar a dudas
podría pensarse que aquellos que le digan No a la paz en Colombia, tendrían que
ser aquellos que hacen dinero con la guerra o que sus finanzas dependen
directamente de ella. Por lo tanto, forzosamente se pensaría en alguien
extranjero, pero si se mira a profundidad; también deben haber colombianos a
quienes no les interese que en realidad haya paz en nuestro territorio.
*Si una persona tuviera que pagar
de su bolsillo propio más de 100 escoltas para su seguridad, seguramente haría
todo lo posible para que la guerra continúe y así el gobierno nacional deba
continuar con la obligación de protegerle a él, y a toda su descendencia.
Con la paz, el
impuesto a la guerra tendría que desaparecer a la fuerza. Al no haber
conflicto, las reformas proteccionistas para ex presidentes tendrían que
cambiar de billones de pesos al año, a solo millones. En otras palabras,
el gasto público en ese sentido se reduciría drásticamente.
**Si la guerra fuese el único
argumento válido para mantener la personería jurídica de un partido, obligatoriamente
tendrían que acudir a la dignidad, a la memoria, y a cualquier otro argumento
que dé sustento a sus convicciones, ideales y posturas.
Pero, un partido político
que se configure como Centro, pero que en la realidad sea de ultra derecha o de
extrema izquierda, ya habrá perdido su esencia, su norte o su sentido demócrata.
Oponerse a la paz, solo por hacer oposición, es mejor llamarlo INTRANSIGENCIA; aunque
según los párrafos anteriores, la intransigencia no es la descripción asertiva,
allí es más bien un acto de supervivencia de la persona jurídica.
¿Acaso, partidos políticos
no desaparecen cada cuatro años? Esa es
una realidad. Pero, desaparecer la
guerra sobre un territorio es algo magnánimo.
Algo que requiere de más patriotismo por la vía racional, que por la
entrega de la vida en el campo de batalla.
***Los celos
políticos también pueden abrumar la visión del futuro que sobreviene para un
país que durante medio siglo solo conoció la guerra. Pero ¡que rico
sería poder conocer qué se siente vivir en paz!... Sin embargo, en el
escenario político colombiano parece que la acción de la oposición va más hacia
el: “si
no pudimos nosotros armar el acuerdo, que
nadie lo haga” --Celos--. Y eso que todos sus planteamientos de otrora
eran idénticos.
En ese sentido,
podría pensarse que la estrecha relación que hubo en el pasado entre el doctor Uribe
y el ministro de defensa en aquella época: Juan Manuel Santos, solo sirvieron
para que una sola persona en todo el país se beneficiara de las políticas de la
seguridad democrática –el mismo senador Uribe--.
Dándose cuenta de ello
--y esto es solo una teoría--, quizá, “JuanPa” --como le llaman de cariño--,
tomó la decisión de servirle a un bien mayor: a la colectividad del país, o sea, al pueblo. Y por ello, los del Centro, lo llaman traidor o el
Judas del siglo XXI.
¿Pero cómo pueden
llamarlo Judas? ¿Acaso Uribe podría ser comparado con Jesús? --Libre de
todo pecado--. Y… ¿Cómo pueden llamarlo traidor? ¿Acaso fue
nombrado presidente interino por un hombre para que siga con sus ideales? --A dedo--
No. La realidad es que, el doctor Santos, fue elegido por la mayoría de ciudadanos
precisamente por sus ideas contrarias, por su proyecto: la búsqueda de
la paz en medio de la guerra. Y la mayoría es la mayoría, duélale a quien
le duela. ¡Eso es la Democracia!
Entonces, no puede ser traidor alguien que le
ha cumplido al pueblo que lo eligió. Porque como en alguna parte dijo
Oreste Popescu: "Juntad la voluntad del
pueblo por sus necesidades y deseos, por su clamor, y en ese sentido, la voz
del pueblo, será la voluntad de Dios" --
Y eso hizo Santos, interpretar la voluntad colectiva de la mayoría--.
“¡Que la guerra no se va a acabar!” --Dicen--. Claro que no se acabará de manera
inmediata. Eso es lógico… Aun queda el
ELN entre otros… pero la dejación de armas de las Farc --como la más poderosa y
numerosa guerrilla de América--, dejará sin argumentos a las demás, y no tardarán en sumarse al
camino de la paz --si su lucha es por el pueblo, ya no tiene caso seguir,
pues el pueblo ya está cansado de ello y eso fue lo que expresó en las urnas
cuando se dio la reelección--.
“Quizá no sea el acuerdo más perfecto de la
historia en tratados de paz” – De La Calle., pero se logró.
Fueron cuatro años de negociaciones que
dieron fruto en la consciencia guerrillera; una que se acogerá a pagar prisión
por delitos de lesa humanidad, y por otro lado, a pagar 20 años por aquello que
no confiesen y aparezca en las declaraciones de terceros… A reparar a las víctimas con lo que tengan financieramente
y a pedir perdón… A debatir sus ideales desde
un congreso demócrata mayorista, con una representación mínima.
En un escenario así, una Colombia Bolivariana
--a la Venezuela-- está lejos de hacerse realidad; pues las Farc no llegan al
poder con un golpe de estado, sino por las vías de un tratado de paz.
En todo caso, si hay odio y rencor por el
pasado, el pueblo tendrá la oportunidad de elegir o no elegir a sus
representantes políticos a través de la voluntad, y no de la fuerza, como
sucedía en la época de la Farcpolitica y la Narcopolítica; pero para poder
habilitar esa toma de decisiones ¡libre y en paz!... y pasar la factura --si
se quiere--; hay que darle paso primero al plebiscito por la paz con el Sí.
La guerra ya nos ha costado cientos de miles
de billones de dólares en 52 años, no solo a Colombia, si no a gran parte de
América --directa e indirectamente--.
¿Qué tal si en los próximos 52 años, se
invierte todo ese dinero representado en ayudas y cooperación internacional para
la paz, por el sostenimiento del medio ambiente acordado para los países que
son pulmones del mundo, y las futuras reformas tributarias que hayan, para la
educación, la salud, la infraestructura, la tecnología, el agro, la
reforestación, la investigación en nuevas formas de energía, en ciencia, en
medicina; para impulsar el deporte y los atletas olímpicos, los programas de
equidad social como vivienda gratuita para los más pobres, incentivos para jóvenes
emprendedores, subsidios a más madres cabeza de hogar y la protección social de
los niños, niñas, y la tercera edad?
La guerra ha sido el Cáncer que ha carcomido
el sistema de salud, el sistema pensional, el educativo y el investigativo en
todos los campos. Es hora de dejar atrás
ese panorama de insostenibilidad económica y darle un ¡Sí!... a una
historia diferente… una que construiremos todos Unidos… paso a paso.