Durante el año 2.016 se
presentaron en Colombia 641.493 embarazos, de los cuales 5.503 partos, fueron
practicados en niñas cuyas edades oscilan entre los 10 años y los 14; y 128.951
más de ellos, se llevaron a cabo en madres
adolescentes entre 15 y 19 años de edad, según el DANE con fecha de corte a 30
de marzo de 2.017, el más reciente. En
otras palabras: el 20% de los nacidos vivos de nuestra nación, son bebes que
vinieron al mundo a través de jovencitas que en muchos de esos casos aún no han
llegado ni siquiera a noveno grado de escolaridad, niñas que a lo mejor, ya no
podrían ni siquiera llegar a culminar su grado 11 de la media vocacional o acceder
a la universidad debido a sus obligaciones de madre.
Aunque hubo una reducción en el
total de la tasa de natalidad anual del 2,8% entre el 2.015 y 2.016, con un
8,8% menos de frecuencia entre las niñas de 10 a 14 años y un 5% menos entre
las de 15 a 19, esos datos aún resultan insignificantes ya que la media en la
última década está en 6.410 y 148.711 nacimientos respectivamente. Lo que debería llevar a los entes de control
de natalidad, las EPS, organizaciones gubernamentales y fundaciones a las que
corresponda dicha función, a preguntarse: ¿qué es lo que no está funcionando en
términos de la educación, el entorno social y cultural, y los programas de
prevención de embarazos entre niños, niñas, jóvenes y adolescentes del país? De modo que de ese estudio se revalúen las
posturas anteriores o paradigmas pasados y que hasta ahora, “siguen siendo solo
paños de agua tibia”. Este patrón debe
ser cambiado con una nueva pedagogía que evite el desafortunado fenómeno que se
está viviendo aún hasta el momento con grandes índices de ineficacia
programática en prevención del embarazo en niñas menores de 14 que es lo más
grave; lo ideal sería que, al menos en este sector de la población nacional
fuese de cero.
¿Cómo debería ser abordado el
tema y los planes de acción a futuro para mitigar esa tendencia que no decae
significativamente? Esa es la gran pregunta que deben hacerse los grandes
sociólogos de la república, comenzando en los departamentos con mayor población
en Colombia, porque lo hecho hasta ahora no ha dado resultados dignos de ser
resaltados.
Es inconcebible que siga
sucediendo dicho fenómeno, en un país que anhela erradicar la pobreza extrema,
pero que al final se queda muy corto en evitar que las nuevas generaciones se
condenen por si mismas a quedarse en ella, estancadas, a través de concepciones
quizá prematuras de lo que es el sexo, la fecundación, y la familia, sin
hablarles aún en primera estancia de las inmensas responsabilidades a que conlleva
su conducta en ese sentido.
Fuente: Publicado el 24 de Junio en el semanario EL TABLOIDE, Sección de Opinión, página 11.
Columnista: Juan Carlos Sanchez Mondragón.
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